Un gesto puede ayudar a cambiarle la vida a alguien y a cambiártela a ti mismo al mismo tiempo.
Una visita desinteresada, un saludo, convidar un pedazo de torta o regalar un caramelo son pequeños actos que endulzan el corazón de quien lo recibe y enriquece al que lo da. Hacer algo que haga sentir bien al otro sin esperar nada a cambio, sólo por el gusto de compartir un momento de alegría, genera en nuestro corazón un estado de euforia como si "tocaras el cielo con las manos". Alegra compartiendo lo bueno que te ocurre, contagia la fe que lo que viene es muy bueno, la buena predisposición. Preguntale de verdad como se siente la persona que tienes delante, escucha , da una palabra de aliento que salga desde tu alma. Contagia la buena voluntad al mundo y este te contagiará a ti...
Una visita desinteresada, un saludo, convidar un pedazo de torta o regalar un caramelo son pequeños actos que endulzan el corazón de quien lo recibe y enriquece al que lo da. Hacer algo que haga sentir bien al otro sin esperar nada a cambio, sólo por el gusto de compartir un momento de alegría, genera en nuestro corazón un estado de euforia como si "tocaras el cielo con las manos". Alegra compartiendo lo bueno que te ocurre, contagia la fe que lo que viene es muy bueno, la buena predisposición. Preguntale de verdad como se siente la persona que tienes delante, escucha , da una palabra de aliento que salga desde tu alma. Contagia la buena voluntad al mundo y este te contagiará a ti...